Manilva, en la Costa del Sol, es un lugar estratégico para construir un hotel gracias a su clima mediterráneo con más de 300 días de sol al año, sus extensas playas como Sabinillas y su proximidad a destinos clave como Marbella, Estepona y Gibraltar. Su riqueza cultural, con el Castillo de la Duquesa y yacimientos romanos, junto con su tradición vinícola y oferta gastronómica, atraen tanto a turistas de lujo como a aquellos en busca de experiencias auténticas. Además, su puerto deportivo y el creciente interés por el turismo sostenible ofrecen un mercado en expansión, en una zona que aún conserva tranquilidad y exclusividad.




















